‘La vida a sorbos’ de Miguel Ángel Moreno
La memoria es tan caprichosa, que se escapa a pequeños sorbos y, sin poder evitarlo, te cuestiona si fue verdad.
Tiene los cabellos dorados, como los campos de trigo de vuestra tierra, y los ojos negros reflejados en el cristal de la copa de vino. Y una sonrisa capaz de disipar las nubes de tormenta.
Brindáis por una larga vida, en un susurro, para retener el embrujo de ese instante eterno.
Y entonces te preguntas quién es ella, cuál su nombre, sin reparar en que acaricia tus sueños desde la foto de recién casados que permanece en el aparador.