HISTORIAS PEQUEÑAS de Esteban Torres Sagra
La observo desde hace un tiempo y cada día repite el mismo itinerario: merodea un rato por las cercanías de la bodega, disfrutando de la brisa, antes de acercarse y paladear con su lengua unos tragos. Después se dirige a las vides cercanas, busca una buena roca y se tiende sobre ella al sol, hasta que se adormece ligeramente. Parece muy feliz, desde que ha descubierto dónde vacía los restos de vino el enólogo, esa lagartija.