‘Reflejos de una botella del espacio’ de Aitor Anaut
Cierro los ojos y me veo corriendo por las viñas sin soltar la botella de vino vacía que me había dado mi abuelo, convertida en un cohete espacial con el que descubrir mundos lejanos donde vivir aventuras como las de mis tebeos.
Abro los ojos y sigo aquí, viendo correr a mi nieto entre las mismas vides. Después de beberme el vino con sus padres, le he dado la botella vacía y ahí está, jugando con ella como si fuera la nave alienígena de sus videojuegos. La misma tierra, el mismo vino, la misma sangre, los mismos sueños.